marzo 19

Hábitos Atómicos – Resumen del libro de James Clear

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A lo largo de todo el libro nos va dando ejemplos prácticos y cotidianos en diferentes áreas de nuestra vida, habla de hábitos de todo tipo, de trabajo, de educación, de ejercicios, de alimentación, de salud, de finanzas, de orden, etc. Dado que nuestro tema de interés son las finanzas, para este resumen utilizaré ejemplos relacionados con este tema, pero ten en cuenta que lo que explica el autor aplica para cualquier tipo de hábito que quieras modificar.


¿Qué son los hábitos atómicos?

James Clear llama hábitos atómicos a esos pequeños hábitos que son parte de un gran sistema, así como los átomos forman moléculas, los hábitos atómicos crean grandes resultados.

Comienza su libro presentándonos el concepto de los hábitos atómicos y de la importancia que tienen los pequeños cambios. Nos dice que si nos enfocamos en mejorar tan solo un 1% podemos crear mejoras increíbles. Estamos acostumbrados a pensar que es un gran acontecimiento el que nos va a cambiar la vida y solemos menospreciar los pequeños cambios, pero al igual que el interés compuesto, que al principio no se notan grandes beneficios, con el tiempo se consiguen resultados sorprendentes.


Mejorar nuestras finanzas es una cuestión de hábitos, incorporar buenos hábitos nuevos y eliminar malos hábitos que tenemos, por eso creo que es muy importante leer libros como "Hábitos Atómicos", que, a pesar de no ser un libro de finanzas, nos puede ayudar muchísimo a mejorar nuestra situación financiera.

Su autor, James Clear, es un experto en hábitos y productividad, escribe en su blog jamesclear.com desde el 2012 y "Hábitos atómicos" es un best seller, que ha vendido más de un millón de copias y se ha traducido a más de 40 idiomas.

Como él mismo lo dice, muchos de los conceptos que comparte no son ideas propias, las ha tomado de muchos diferentes autores de distintas áreas, lo que él hace es seleccionar las ideas que cree más importantes y relevantes y las explica de una manera sencilla y práctica.

El éxito es el producto de nuestros hábitos diarios, no de un acontecimiento único.

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Nos dice que nuestra vida es un reflejo de nuestros hábitos, tanto los buenos como los malos. Nuestro patrimonio neto es un reflejo de nuestros hábitos financieros, nuestro peso es un reflejo de nuestros hábitos alimenticios, nuestro conocimiento es un reflejo de nuestros hábitos de estudio y aprendizaje, nuestro desorden es un reflejo de nuestros hábitos de limpieza, etc. Obtenemos lo que repetimos constantemente.

¿Son las metas realmente importantes?

Es de público conocimiento la importancia de tener unas metas bien definidas, pero él nos dice que las metas están sobrevaloradas. No basta con tener una meta clara, por ejemplo, las personas que quieren salir de deudas pueden tener la meta bien clara (eliminar las deudas), sin embargo, algunas personas lo logran y otras no, lo cual demuestra que tener una meta no es suficiente.

Es necesario, para saber hacia dónde queremos ir, pero con eso solo no alcanza. Luego de definir nuestras metas tenemos que crear sistemas para conseguirlas. La clave está en el proceso que seguimos para lograrlo, en los sistemas, no en las metas.

Nos enfocamos en querer cambiar los resultados, pero no nos damos cuenta de que los resultados son el reflejo de nuestros hábitos, lo que realmente debemos cambiar para conseguir el éxito son nuestros sistemas.

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Cómo influyen tus hábitos a tu identidad y vice versa

El autor nos explica que lo que causa la mayor cantidad de fracaso a la hora de cambiar nuestros hábitos es que intentamos hacerlo en la forma incorrecta. Nos dice que hay tres niveles de cambio del comportamiento, los resultados (lo que logras), los procesos o sistemas (lo que haces), y la identidad (tus creencias).

Como ya vimos, querer cambiar los resultados sin cambiar los sistemas es estar destinado al fracaso. Pero no solo eso, hay un punto que va más allá, más profundo y que es el tema de la identidad.


Para lograr el éxito tenemos que empezar a trabajar primero nuestra identidad, luego nuestros sistemas para conseguir los resultados. Si no cambiamos nuestras creencias y la imagen que tenemos de nosotros mismos es muy difícil adoptar nuevos buenos hábitos o eliminar los malos hábitos.

Por ejemplo, si nos catalogamos como una persona que no es buena para los números, que es buena para las letras, nuestro sentido de identidad está relacionado con las letras, nos hace sentir orgullosos ser una “persona de letras” por lo tanto es algo que vamos a defender con uñas y dientes porque es quienes somos. Cuando nos proponemos mejorar nuestras finanzas, aunque tengamos una meta clara, y pongamos en práctica un sistema que podemos seguir, si no cambiamos nuestro sentido de identidad, vamos a tener en nuestro interior algo que nos va a estar frenando y boicoteando constantemente.

Si creemos que tener unas buenas finanzas nos hace dejar de ser una persona de letras o peor aún, convertirnos en una persona de números, esta idea va a chocar de frente con el cambio que estamos intentando hacer.

Por eso, debemos comenzar por cambiar nuestra identidad. Esto no quiere decir que tengamos que cambiar nuestra forma de ser, sino que tenemos que convertirnos en la persona que lleva a cabo los hábitos que queremos incorporar.

Siguiendo con el ejemplo, no nos tenemos que convertir en una persona de números, pero sí que necesitamos prestarle atención a nuestros números. Si cambiamos la manera de vernos a nosotros mismos, podemos convertirnos en una persona de letras que sabe gestionar sus finanzas, y encontrar un sentido de identidad y orgullo en ser esa persona que a pesar de ser de letras sabe controlar su dinero.

Cuanto más orgullo tengamos en un aspecto concreto de nuestra identidad, más motivados vamos a estar para mantener los hábitos que están asociados a ese aspecto.

Cada pequeño hábito que conseguimos, no solo nos acercará a los resultados que deseamos, sino que reforzarán nuestro sentido de identidad.

4 simples pasos para conseguir mejores hábitos

Aquí es cuando ya se empieza a meter en la parte práctica, en el cómo. Nos dice los hábitos son soluciones que aprendimos de experiencias pasadas frente a un problema similar. Nuestro cerebro está programado para simplificar procesos repetitivos y así evitar gastar energías en solucionar una y otra vez los mismos problemas.

Cada hábito sigue un patrón de 4 pasos, dos relacionados con el problema y dos con la solución.

En la fase del problema nos encontramos con:

1 señal

2 deseo

Y en la fase de solución tenemos:

3 respuesta

4 recompensa

Por ejemplo, cuando sales de la casa de un amigo, pasas por una heladería (señal), te dan ganas de tomarte un helado (deseo), entras a la heladería y te pides un mega cucurucho (respuesta), te relames hasta el último bocado y te quedas satisfecho (recompensa). Has creado una nueva relación entre salir de la casa de tu amigo y tomarte un helado.

Para poder incorporar buenos hábitos, James Clear nos presenta 4 leyes para cambiar nuestro comportamiento, cada una relacionada con estas 4 fases.

1º ley (señal) – Hazlo obvio

2º ley (deseo) -  hazlo atractivo

3º ley (respuesta) – hazlo fácil

4º ley (recompensa) – hazlo satisfactorio

Y el contrario aplica para eliminar malos hábitos: Hazlos invisibles, poco atractivos, difíciles e insatisfactorios.

1º ley – Hazlo obvio

Todo cambio de hábitos comienza con identificar y ser conscientes de lo que estamos haciendo actualmente. El autor nos dice que uno de los mayores desafíos que nos encontramos a la hora de cambiar de hábitos es tener consciencia constantemente de lo que estamos haciendo.

Por eso nos propone que hagamos una lista de los hábitos que tenemos actualmente, todos los hábitos, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos. Luego nos sugiere que categoricemos los hábitos según sean hábitos que nos benefician en el largo plazo, nos perjudican o son neutros.  Haciendo este trabajo vamos a poder reconocer cuales son las señales que disparan cada uno de esos hábitos.

Una vez tenemos identificados nuestros hábitos y las señales que los disparan, tenemos que definir cómo vamos a implementar el nuevo hábito que queremos incorporar, utilizando el siguiente formato:

Cuando pase X, entonces voy a hacer Y.

Y mejor aún si le agregamos tiempo y lugar, incrementamos las chances de llevarlo a cabo, por ejemplo: “voy a apuntar mis gastos del día anterior, a las 8 de la mañana en la cocina”

Otro método que podemos utilizar es el de encadenar hábitos utilizando el siguiente formato:

Después de (hábito que tengo) voy a (hábito que quiero incorporar).

Por ejemplo, “después de desayunar, voy a apuntar mis gastos del día anterior”.

De esta manera creamos una asociación positiva, al unir el desayuno con el registro de gastos es más fácil que incorporemos el nuevo hábito porque estará ligado a un hábito que ya tenemos.

Luego nos explica de la importancia que tiene nuestro entorno en nuestros hábitos y nos dice que, en vez de ser una víctima de nuestro entorno, podemos modificarlo para que éste nos juegue a favor.

Siguiendo con el ejemplo anterior, una manera de modificar nuestro entorno sería, cada día por la noche, poner nuestra bitácora financiera o lo que utilicemos para registrar nuestros gastos, en la mesa de la cocina, de esa manera, cuando nos sentemos a desayunar, lo tendremos fácil, estará a mano y a la vista, y así es más probable que mantengamos el hábito.

Para eliminar un mal hábito tendríamos que hacer lo contrario, ponerlo difícil, por ejemplo, si cada vez que salimos del trabajo pasamos por el centro comercial y gastamos dinero que no deberíamos gastar, o gastamos más de lo que tenemos, podríamos cambiar la ruta del trabajo a casa y evitar pasar por delante del centro comercial, o dejar la tarjeta en casa, de esa manera lo ponemos difícil y reducimos las posibilidades de caer en la tentación.

2º ley – Hazlo atractivo

El deseo es la gasolina de nuestros comportamientos. Por eso, haciendo los hábitos que queremos incorporar más atractivos, tenemos más posibilidades de éxito.

Y para esto nos sugiere a la fórmula anterior de encadenar hábitos, darle una vuelta más, emparejando hábitos que necesitamos incorporar con hábitos que realmente disfrutamos, la fórmula se vería así:

Después de (hábito que quiero incorporar) voy a (hábito que disfruto).

Si queremos incorporar el hábito de hacer un registro de gastos, pero no nos gusta nada la idea, podemos emparejarlo con un hábito que disfrutemos.

Después de registrar mis gastos del día anterior, voy a navegar en mis redes sociales.

Si sabemos que solo podemos mirar nuestras redes después de haber hecho el registro de gastos, tenemos más posibilidades de crear el hábito.

A continuación, nos explica la importancia que tiene nuestro entorno social y familiar a la hora de modificar nuestros hábitos. Somos seres sociales e imitamos los hábitos de la gente que nos rodea, de lo que hace la mayoría y/o de lo que hacen los poderosos.

Por eso nos sugiere que nos rodeemos de gente que ya tiene los hábitos que nosotros queremos adoptar, que ese nuevo hábito esté considerado lo normal, pero es importante que además compartamos algún otro aspecto en común con ese grupo de gente.

Volviendo al ejemplo del principio, si me considero una persona de letras y quiero incorporar el hábito de hacer un registro de gastos, voy a tener mayores posibilidades de éxito si me uno a un grupo de gente de letras que cuidan sus finanzas, que si me uno a un grupo de personas de números, porque los veré como pares.

De esta manera, cuando no sepa qué hacer, podré apoyarme en mi grupo de pares, puedo ver cómo solucionan ellos situaciones similares y será mucho más atractivo el cambio porque formaré parte de una pequeña tribu que aprueba, respeta y recomienda ese tipo de hábitos.

Si lo que queremos es eliminar los malos hábitos, entonces tenemos que hacer lo contrario, hacerlos poco atractivos. Esto lo podemos lograr cambiando nuestra mentalidad, por ejemplo, el hecho de ahorrar dinero suele estar relacionado con hacer sacrificios y pasarla mal, pero si asociamos el ahorro con los beneficios que nos trae, como, por ejemplo, con el sentido de tranquilidad y libertad, y vemos al ahorro presente como un beneficio futuro que nos va a permitir comprar cosas que ahora no nos podemos permitir, podemos convertir el hábito del ahorro más atractivo y el hábito del gasto desmedido en menos atractivo.

Las palabras juegan un papel muy importante en el cambio de mentalidad, nos dice que probemos cambiar el “tengo que” por el “tengo la posibilidad de”. En vez de “tengo que ahorrar”, “tengo la posibilidad de ahorrar para comprarme lo que me gusta”.

3ª ley – hazlo fácil

Crear nuevos hábitos es un proceso, el autor nos cuenta que mucha gente le pregunta cuánto tiempo se tarda en crear un nuevo hábito y él dice que la pregunta que nos tenemos que hacer no es cuánto tiempo sino cuantas veces.

Se trata de repeticiones no de tiempo.

Cada repetición es un pequeño logro, y cada pequeño logro nos da una sensación de progreso. Eso es lo que tenemos que mantener.

Nos dice que es una reacción humana apelar a la ley del mínimo esfuerzo, por eso tenemos que simplificar nuestros hábitos. Cuanto más fácil sean, más fácil será incorporarlos en nuestra rutina diaria. Y una manera de simplificar nuestros hábitos es diseñando nuestro entorno, como ya vimos en el ejemplo de poner la bitácora financiera en la mesa de la cocina. O podemos bajar una aplicación en la que apuntemos el gasto inmediatamente después de hacerlo, facilitándonos la tarea, o lo que nos resulte más sencillo.

La idea es crear situaciones en las que sea lo más fácil posible seguir con los buenos hábitos y lo más difícil posible mantener los malos hábitos.

Otra forma de simplificar nuestros hábitos es utilizando la regla de los dos minutos. Se trata de reducir el hábito al mínimo, de manera que realizarlo no nos lleve más de dos minutos.

Por ejemplo, en vez de sentarme una vez a la semana a revisar todos los tickets y apuntar todos los gastos, puedo apuntar cada gasto al momento. Es más factible que adoptemos un simple hábito que no nos lleva más que un par de segundos hacer, que nos acostumbremos a dedicarle media hora a la semana a sentarnos y revisar nuestros gastos.

Tal vez a la larga nos demos cuenta que nos viene mejor sentarnos solo una vez a la semana a hacer ese trabajo, pero eso lo podremos hacer una vez que ya tengamos incorporado el hábito. El autor nos dice que primero tenemos que crear el hábito y luego mejorarlo.

Vuelve a remarcar la importancia de las repeticiones, cuantas más veces repitamos ese hábito, por más que sea en su versión más mínima y simple, más reforzará nuestra identidad y nuestro sentido de logro.

Incluso si un día hicimos muchas compras y registrar los gastos nos llevara más de dos minutos, podemos al menos registrar un solo gasto. Hacer menos de lo que nos gustaría hacer siempre va a ser mejor que no hacer nada, y además nos servirá para mantener el hábito.

Otra idea para simplificar nuestros hábitos es hacerlos lo más automáticos posibles, hacer algo que solo tendremos que hacer una vez y que hará que desde ese momento en adelante se facilite el buen hábito. Por ejemplo, si queremos ahorrar, podemos programar nuestra cuenta para que cada vez que cobremos se deposite x cantidad de dinero en nuestra cuenta de ahorros, es algo que hacemos una sola vez que convertirá el mal hábito de no ahorrar en algo difícil, porque tendríamos que ir a nuestro banco y cancelar la transacción programada, y a su vez convierte en algo muy fácil el buen hábito del ahorro.

4º ley – hazlo satisfactorio

Para comprender como funciona esta ley, James Clear nos explica la relación que existe entre las recompensas inmediatas y las recompensas a largo plazo.

Nos explica que, en los malos hábitos, las recompensas inmediatas se sienten bien, pero a largo plazo nos lleva a una situación que nos hará sentir mal, y en cambio, en los buenos hábitos es al revés. No suele haber recompensa inmediata, pero a largo plazo lograremos estar en una situación que nos hará sentir bien.

También nos dice que si queremos, podemos entrenarnos para retrasar la satisfacción, lo que hará que podamos adoptar más fácilmente los buenos hábitos, pero que se necesita tener fuerza de voluntad, por eso nos dice que, en vez de ir en contra de nuestra naturaleza humana, la usemos a nuestro favor, y esto lo podemos hacer incorporando recompensas positivas en el corto plazo.

Un punto muy importante es que la pequeña recompensa que nos demos, tiene que estar en concordancia con nuestro objetivo. Por ejemplo, si estamos intentando ahorrar para crear un fondo de emergencias, no tiene mucho sentido comprarnos un móvil nuevo de premio, porque lo que logramos ahorrar lo estaríamos gastando y sería contraproducente.

En cambio, podemos premiarnos con un baño de espuma relajante, o con un paseo por el parque, de esa manera nos estamos premiando con tiempo libre, que reforzará lo que queremos conseguir a la larga que es tener más seguridad económica para poder utilizar nuestro tiempo como queremos.

Otra forma para hacer un hábito satisfactorio, es marcar nuestro progreso. Cuando tenemos un mal día es muy fácil tirarnos abajo y no ver todo el progreso que hemos hecho, por eso, si lo tenemos apuntado nos puede servir de motivación.

El autor remarca la importancia de no romper el hábito, la clave está en las repeticiones. Si por lo que sea, un día no podemos continuar es imprescindible que, al día siguiente, sí o sí, retomemos, porque de lo contrario es muy fácil recaer. Tenemos una tendencia natural al todo o nada, por eso es muy importante mantener la constancia.

Y como ya vimos, para evitar los malos hábitos, solo debemos hacer lo contrario, en este caso, hacerlo insatisfactorio. Nos dice que firmemos contratos con amigos, o familiares y que de no cumplir con el contrato nos pongamos alguna penalización.

Por ejemplo, nos podemos comprometer con nuestra pareja a apuntar los gastos cada día, y de no cumplir entonces, tenemos que lavar los platos por todo un mes seguido, o cualquier cosa que no nos guste hacer.

La regla de Ricitos de Oro

Para concluir el libro, nos da algunos tips para poder tener mayor éxito. Y nos explica cómo funciona la regla de Ricitos de oro.

Esta regla dice que, para mantenernos motivados, tenemos que trabajar en cosas que estén al límite de nuestras habilidades, no en cosas que sean demasiado fáciles o demasiado difíciles, que tengan la dificultad justa.

Por un lado, tenemos que retarnos a nosotros mismos con desafíos que tengan cierto nivel de dificultad, si nos proponemos incorporar un hábito que es muy fácil, caeremos en el aburrimiento y perderemos la motivación. Por otra parte, si el reto que tenemos por delante es demasiado difícil, enseguida perderemos el interés porque lo veremos como algo imposible o que no está a nuestro alcance.

El mayor enemigo del éxito no es el fracaso sino el aburrimiento.

Nos dice que tanto la gente que tiene éxito como la que no, se aburre repitiendo una y otra vez los mismos hábitos. Pero la principal diferencia entre unos y otros es que, los que tienen éxito siguen adelante a pesar del aburrimiento.

Por último, nos cuenta que, incorporar buenos hábitos también tiene sus desventajas. La principal es que, cuando ya adquirimos el hábito lo tenemos automatizado y ya lo hacemos sin pensar. Lo malo de eso es que, si ya no pensamos en lo que hacemos, no podemos mejorarlo. Por eso es tan importante crear un sistema que debamos revisar periódicamente.

El éxito no es una meta que alcanzar, sino un sistema a mejorar constantemente. Si tienes problemas para cambiar tus hábitos, el problema no eres tú, sino el sistema que tienes actualmente.

Conclusiones

Si bien, como él mismo ya lo dice, si ya has leído libros que traten sobre el tema, no es un libro que aporte ideas nuevas, creo que es un muy buen libro y que la manera de explicar que utiliza James Clear es muy didáctica y práctica.

No se queda solo en teorías, sino que constantemente a lo largo de todo el libro nos va dando ejemplos que podemos poner en práctica.

Es un libro que me ha gustado mucho, es motivador y entretenido.

Lo que más me ha gustado es cómo relaciona el sentido de la identidad con la creación de hábitos y la importancia que le da a los pequeños logros, ese 1% repetido constantemente es el que va a hacer el mayor cambio. La constancia y la repetición son puntos clave.

Si te está costando adoptar hábitos positivos, te recomiendo que leas este libro, te dejo un enlace donde lo puedes encontrar en español.

¿Cuál de las ideas que presenta te ha gustado más?

Te leo en los comentarios

¡Éxitos!

Alita

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Alita

Creadora de Raitit Finanzas.


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